jueves, 11 de febrero de 2010

España en la cuneta

España, victima de la vanidad y la indigencia política de Rodríguez Zapatero, se encuentra en la peor de las cunetas. No es momento de pactos, tampoco lo es de mirar encuestas engañosas por el retrovisor de la mediocridad política, ni lo es de esperar a que las cosas se arreglen solas.
Es el momento de un gran discurso ilusionante para el conjunto de los españoles; un discurso que defina a dónde y con quién queremos hacer ese complejo viaje que nos sitúa, otra vez, en nuestro espacio económico y social.
España, o lo que queda, no está para lujos ni chascarrillos. España, sus 505.000 kilometros cuadrados y sus 46 millones de habitantes, hace aguas por todos los flancos. Frente a eso, el conjunto de la clase política, incluida La Corona, contemplan el atardecer de la sociedad con risas, gestos y mentiras poniéndose de perfil ante la que está cayendo. La inmensa mayoría de las empresas hacer reajustes económicos en sus plantillas. Motivo: la supervivencia de estas pero...¿Y los que nos malgobiernan? Que tal una reducción de un 10% en todo lo que es el aparato dele Estado: desde los funcionarios hasta el Rey. Eso no verdad! Argumemento: en España los políticos son los que menos ganan de Europa...y los taxistas, y los bomberos, y los médicos...
Algún patán, abducido por el planeta de los pajinianos (Leire Pajín), justifica que, atención: " es mejor que los políticos estén bien pagados, así no roban". Nos a jorobao: y los pescaderos, tenderos, gasolineros, libreros. Esta gilitontería es aplicable a todo humanoide viviente...faltaría más.
En fin, España, la nuestra; la que nos da de comer y nosotros a ella, no se reconoce. No la reconocemos. España, la que servirá de sustento a nuestros próximas generaciones, necesita cirugía invasiba inmediatamente. No sirve de nada cortar una hemoragia con dos Credos y un Padre Nuestro que, aunque vale, yo lo huso para dar las gracias y aquí ya, ni las gracias de Zapatero funcionan.

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